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Soportando la dieta durante mucho tiempo puede causar tiempo de vida de comer en exceso e incluso conducir a cambios drásticos en el cerebro. Esto también puede dar lugar a que se queden fuera de los temptaions como helados y chocolates. Las alteraciones realizadas con la dieta a largo plazo puede conducir a la falla en el funcionamiento de la parte clave del cerebro que controla nuestras emociones. La tensión proporcionada por la dieta restringida puede afectar a la liberación de una hormona llamada noradrenalina, lo que puede hacer que las personas que hacen dieta más tarde cazar para alimentarse. Esta investigación fue realizada por Rossella Ventura, de la Fundación de Santa Lucía en Roma. Ella dice que las personas que hacen dieta deben ser capaces de apagar la hormona, la noradrenalina.